Entre despertares y madrugadas,
Una mano amiga que cuece,
Que alimenta,
que huele, siente, toca y canta…
Sin embargo, en sus entrañas
Se hace oídos sordos,
Sombras mudas
Miradas interpuestas
Por el ego del que teje cual araña venenosa
Su fin, con sus garras de metal
Ignorando el latido de una música que arde antes de nacer
Se ha olvidado el coloquio, el tiesto y el trabajo arduo de la compañía…
Eres una artista Sara..
ResponderEliminarSe ha olvidado el coloquio: el tiesto y el trabajo arduo de la compania...